Editorial

Desarrollemos la Empatía desde pequeños

Entramos en un lugar donde hay varios bebés, suele suceder que uno comienza a llorar, y enseguida otro más hace lo mismo, se dice que ahí comienza la empatía, “Capacidad de ponernos en el lugar del otro”.

La conciencia de uno mismo es la facultad sobre la que se erige la empatía, puesto que, cuanto más abiertos nos hallemos a nuestras propias emociones, mayor será nuestra destreza en la comprensión de los sentimientos hacia los demás. Una forma en que podemos acceder a las emociones de los demás radica en captar los mensajes no verbales, como es el tono de voz, los gestos, la expresión facial, etc.

Aunque para algunos es una cualidad, también la podemos aprender y desarrollar desde niños, por ejemplo:

-Hacer toma de conciencia a los pequeños, del daño que su conducta puede causar a otros. Ejemplo: diciéndoles mira qué triste la(o) haz puesto.

-La imitación, la forma en que nosotros reaccionamos ante el sufrimiento ajeno será un ejemplo para ellos. Como cuando brindamos ayuda a otros que lo necesiten.

La empatía favorece el contacto con los demás, por lo tanto es considerada la base principal de las habilidades sociales, las cuales son capacidades que nos permiten manejar y vivir de manera productiva las relaciones con las personas de nuestro entorno.

Si criamos a los pequeños sintiéndose entendidos, identificando sus emociones, como frustración, felicidad, así como su lenguaje no verbal, desarrollarán una fuerte capacidad para comprender a los demás, si además, los hacemos participes de actitudes altruistas, los estaremos ayudando a desarrollar la empatía y con ello una habilidad social, que les ayudará a saber comunicarse mejor, mantener relaciones más profundas con los demás, entender diferentes puntos de vista, aunque no estén de acuerdo con ellos, compartir sentimientos, y ser compasivos frente a situaciones dolorosas, además suelen saber  comprender y a su vez perdonar los errores de otros.

¿Te gustaría desarrollar tu empatía? haste éstas tres sencillas preguntas:

  1. ¿Cómo me sentiría yo si me sucediera lo que le pasó al otro?
  2. ¿Me gustaría que me hicieran lo mismo que yo estoy haciéndole al otro?
  3. ¿Qué me gustaría que el otro hiciera por mí si yo estuviera en su situación?