Editorial

“Pérdida de un ser querido”

Una de las experiencias más dolorosas en el ser humano es vivir la pérdida por muerte de un ser querido, cualquiera que sea el vínculo, padres, pareja, hijo(a), etc., duele mucho, duele la ausencia, duele recordar, duele pensar en el futuro y sin embargo, es algo inevitable, este tipo de pérdida sucede de manera involuntaria (Duelo Pesaroso, Freud). La reacción frente a la pérdida de una persona amada, contiene tintes de dolor taladrante, inconsolable y la pérdida del interés por el mundo exterior, situación en la que juegan un papel muy importante, las creencias religiosas y culturales de la persona que procesa un duelo, su manera de afrontamiento ante las adversidades, así como el apego (vinculación afectiva) hacia la persona ausente. Tal es la importancia de este proceso, que existe una ciencia que ayuda a comprenderlo y aceptarlo, la tanatología, que se define como “el estudio de la vida que incluye la muerte”.

Estudiosos de la temática de duelo han hablado de fases y etapas del mismo, aunque pueden diferir podemos encontrar algunas en común, destacando las siguientes:

Negación. Pensar que puede ser un error, que no puede ser, decimos internamente que no. La persona va a estar absolutamente paralizada en su emoción, en su percepción, en su vivencia, esto puede durar unas horas o unos días, en el duelo normal (que es, liberarse de algunos lazos con la persona fallecida en este caso, y reintegrarse nuevamente al ambiente en donde la persona ya no está, de manera interna y externa, aceptando la nueva realidad).

Enojo.  A veces manifiesta como rabia y otras veces disimulada, pero siempre hay un momento en el que nos enojamos. ¿Con quién? A veces con Dios, con la vida, con todos, para creer que tiene que haber alguien a quien responsabilizar de lo sucedido.

Culpa. Nos empezamos a sentir culpables por enojarnos, culpables por no haber podido evitar lo que paso, culpable por el si yo hubiera, inclusive culpamos al doctor, culpamos a la enfermera, etc.

Tristeza. El darnos cuenta de que no hay nada que hacer, entra la desolación, la impotencia.

Aceptación. Que quiere decir Re-situarse en la vida que sigue, e interiorizarse, que quiere decir, hacer conciencia de lo que exploré, aprendí y viví.

Es importante elaborar el duelo, vivirlo, poder expresar nuestros sentimientos, nuestro dolor,  tener alguien con quien hablar, tener un apoyo y dejar a la gente que nos consuele, que nos abrace, el tiempo sin duda es un aliado, no existe un tiempo definido para superar el duelo, pero algunos hablan de 1 a 2 años, se supera cuando se puede recordar sintiendo poco o ningún dolor, cuando aprendemos a vivir con la ausencia de la persona querida, cuando recuperamos el interés en la vida actual y en las personas que están a nuestro alrededor, cuando aunque sea por instantes volvemos a sentir gratitud, serenidad, paz.

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