Editorial

La Esperanza una virtud para enfrentar el futuro

A punto de concluir el año generalmente hacemos una autoevaluación de lo que hemos hecho, lo que hemos vivido, muchas cosas buenas otras no tanto, y al hacer éste análisis de nuestra vida, cabe reflexionar sobre lo que queremos hacer próximamente, como son los propósitos de año nuevo, y para ello, trabajamos una virtud llamada esperanza, y esto es, lo que viene será mejor, de lo que fue este año que se va.

Las virtudes son parte importante de la psicología positiva,  pues en ellas se basa una buena parte del crecimiento personal, la convivencia positiva con otros y otras, el bienestar psicológico y la adaptación a un entorno (Peterson & Seligman, 2004).

Dentro de las virtudes humanas podemos encontrar la esperanza que según Edwards (2009), constituye un estado mental acerca de la habilidad que uno posee para alcanzar metas en el futuro, algunos autores la describen como un estado afectivo que le permite a la gente mantener creencias durante tiempos difíciles (fe).

Cuando hablamos de esperanza, la mayoría pensamos en religión, en un estado del corazón o espiritual, y aunque esto es muy adecuado, investigaciones han demostrado que también se aplica al corazón físico, un estudio demostró que los pacientes que padecían depresiones constantes (síntomas muy parecidos a la desesperanza), tienen más riesgo de padecer arterosclerosis coronaria (endurecimiento de las arterias).

La esperanza es parte de nuestra visión de la vida y lo que esperamos de ella, generalmente de forma positiva, y creer en que un buen futuro es algo que está en nuestras manos conseguir.

“Si no hay esperanza para el futuro, no habrá fe para enfrentarlo y mucho menos para construirlo”.

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