TRAS LA VERDAD; ¡Qué los cuiden los abuelos!
Por: Héctor Parra Rodríguez
Carlos Manuel Urzúa Macías, Secretario de Hacienda, recibió severas críticas y con justa razón, por la tremenda torpeza de sugerir que todos aquellos niños y niñas que estaban en guarderías de Sedesol, sean cuidado por “los abuelos” ¿Sabrá este tonto que el padrón de menores de las 9,200 guarderías? Claro que no, era de 315 mil menores. Por quedar bien con el Presidente de la República, se le ocurrió proponer tremenda estupidez ¡Qué los cuiden los abuelos! El Secretario, por supuesto que no tienen ni la menor idea de cuántos de esos menores tienen abuelos, si estos trabajan, si están dispuestos a cuidar a los nietos (no a educarlos), alimentarlos o si tienen capacidad física para hacer esa labor. Seguramente que no, dado que jamás justificó su torpeza con algún dato, simple y llanamente se le ocurrió y lo sugirió.
El gobierno de la Cuarta Transformación, además de que redujo casi a la mitad el apoyo a las madres y padres solteros que trabajan o a las madres que estudian, ya no dará dinero alguno a las estancias infantiles. El presupuesto del año pasado fue de 4 mil, 070, millones de pesos; para este año solo presupuestaron 2 mil, 041 millones de pesos (eliminando los centavos).
El presupuesto llegaba directamente a las estancias infantiles, quienes tenían que cumplir con una serie de obligaciones para que les otorgaran los permisos, tales como el de protección civil, uso de suelo, etcétera; además tenían que dar de alta a los menores que inscribían los padres, justificando, a su vez, que los padres solteros trabajaban o, en su caso, las mujeres estudiaban. Los menores que reciben ¿o recibían? Debían tener la edad de, al menos 1 año, hasta 3 años 11 meses; en caso de que tuvieran alguna discapacidad hasta los 5 años 11 meses. Dijo una responsable de estancia infantil que eran auditadas, visitadas y supervisadas constantemente. Sin embargo, la justificación de López Obrador, para no dar dinero a las estancias infantiles (como siempre lo hace) fue debido a la corrupción que existía; claro está, sin que el Presidente de la República haya presentado denuncia alguna que así lo demuestre.
Ninguna prueba, solo su dicho y ese no tiene validez alguna ¿Podría haber corrupción? Probablemente y en su caso, serían los menos; lo que no da derecho a privar a los menores de su primera etapa de educación, solo por una sospecha o simplemente por cambiar y no seguir un buen programa social de los neoporfiristas.
En el Estado de Querétaro, se tiene un registro de 6 mil niños inscritos, distribuidos en estancias infantiles en los municipios de Colón, Ezequiel Montes, Corregidora y Querétaro. Esos pequeños se quedarán sin estancia o bien, sus padres tendrán que pagar. El apoyo económico indirecto era para las madres y padres solteros que trabajan o estudian las madres solteras. Para salvar el problema y direccionar el apoyo directo y personal, el nuevo programa clientelar va a parar directamente a las manos de los padres 1,600 pesos bimestrales por menor de edad; y los padres podrán meterlos a las guarderías que les plazca o pagar a quien cuide a sus menores ¿Con 1,600 pesos bimestrales? ¡Por favor! Ni de broma. Un programa social que beneficia a padres y madres solteras que se había consolidado por 12 años continuos, es borrado de un plumazo. Cada Estado de la República Mexicana tiene diferente número de menores, por ejemplo, San Luis Potosí 200 estancias; Zacatecas 190 y así sucesivamente.
La molestia de padres y madres, así como de empleadas de estancias y responsables de las mismas, ha sido de molesta manifiesta que originó movimientos sociales de protesta. Todos por razones distintas, el vórtice del problema son esos menores que no tienen quien los cuide durante los periodos de trabajo o de estudio de los padres solteros. Además, en las estancias infantiles se les educa, son profesionales quienes están a cargo de los niños y niñas, no son improvisados y se les alimenta. Por eso la mega estupidez del Secretario de Hacienda al sugerir ¡Qué los cuiden los abuelos! Una directora de estancia infantil, advirtió que podrían llegar a la ONU o a la Unifec, para defender los derechos de esos niños, para apoyar a esos menores y no precisamente a los padres de familia.
El Senado de la República, lerdo y perezoso, emitió un exhorto a la Secretaría de Hacienda (votaron por unanimidad) para que redirecciones un mayor presupuesto para este programa, hoy comandado por la Secretaría del Bienestar, que de bienestar no tiene nada hasta ahora. Lo que busca el gobierno es el clientelismo directo, el favor en mano; no a través de las estancias, eso no sirve políticamente, se diluye y no se agradece el apoyo que reciben esos jóvenes (la mayoría de ellos); las pretensiones en este y otros programas “sociales” del gobierno de la Cuarta Transformación, son por demás cada vez más claras, el clientelismo favorece en tiempos político electorales y eso es lo que busca Andrés Manuel López Obrador, un enorme ejército de agradecidos que voten por todas sus propuestas; vamos, incluso por su reelección que tanto niega. Se me viene a la memoria un dicho de un político queretano que repitió varias veces en cargos electorales, decía ese político: “el pueblo necio que me vuelve a elegir” ¿Cómo ves? Esa sería una de las justificaciones de López Obrador: “ese pueblo necio que quiere que me reelija”.
Por eso le urgen reformas a la Constitución, para el referéndum y ganar las elecciones intermedias para hacerse de más poder. Para eso es el clientelismo de los programas sociales, por eso gusta al Presidente dar los apoyos en mano de los beneficiarios, para que a él le agradezcan el favor, como recibir becas, dinero, pensiones, universidades gratuitas; sí, todo a cargo del erario, sin que hasta ahora se avizore ningún crecimiento a la economía nacional que pueda resistir la sangría de dádivas sociales.
Por eso la eterna cantaleta de su efusiva campaña de echar culpas de todo lo malo a los gobiernos neofascistas, neoliberales, neoporfiristas que le dejaron el país en ruinas; a tal grado llega el cinismo de culpar a los anteriores gobiernos de los casi 150 muertos de Tlahuelilpan, cuando la responsabilidad fue de él, por no haber cumplido con su responsabilidad de cumplir con la ley.