Editorial

TRAS LA VERDAD; ¡Ya hay austeridad republicana dice AML!; Sigue el fomento a la división nacional

Por: Héctor Parra Rodríguez

En su gira de campaña política por el Estado de Zacatecas, el Presidente de la República electo, Andrés Manuel López Obrador, dijo que ya hay austeridad republicana en el Senado de la República, ya no hay bonos, ni prestaciones. Lo que para cualquier administrador sería una simple medida administrativa, a hora se llama austeridad republicana. Los tiempos cambias y el significado de las palabras se preñan de la política para tergiversa su esencia. Como aquello de la “nación en quiebra”, otro nuevo concepto que no resultó ser lo que todos entendieron. Por cierto, los poco más de mil millones que dicen estar ahorrando en el Senado, no han anunciado que los reintegran a las arcas de hacienda; por lo tanto., ese dinero sigue en los bolsillos de aquellos que hoy tienen el control, Ricardo Monrrel y Martí Batres ¿Cuándo devuelven el dinero de la austeridad republicana?

La campaña de mediatización política culminará una vez que recorra toda la República; el Presidente electo, prepara el terreno para que, en todos los casos de fracaso de las políticas públicas de su gobierno, se sustenten en lo que hizo el gobierno anterior y los más añejos. De todo se sigue quejando, algo que resulta inexplicable cuando que, como candidato de 3 sexenios recorrió el país muchas veces y terminó siendo el hombre mejor informado. De ahí que extrañe que se la pasa quejándose de todo. Ahora debiera incidir sobre sus ya inminentes políticas públicas. Pero no, Andrés Manuel prefiere continuar fomentando la confrontación, con aquellos a quienes todavía considera como la oposición, a pesar de haber ganado ambos Poderes públicos, el Legislativo y el Ejecutivo.

Lo que resulta aún más contrastante de los discursos de López Obrador, son sus llamados a la unidad nacional, cuando él es quien fomenta la confrontación con la división de ellos los malos, nosotros los buenos. El ejemplo más excelso de esa división, es la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional, diario se difunden informaciones que profundizan la polarización. Los más enterados saben perfectamente que fue una promesa de campaña “destruir” el nuevo aeropuerto, para erigir uno distinto que sea construido por su administración y no el que lleva algunos miles de millones invertidos en su construcción, la cual continúa, aunque a menor velocidad por la incertidumbre de los inversionistas y los contratos que se firmaron para ello. La provocación abierta y descarada, fue haber reunido a los pueblos de Atenco para fomentar en ellos la idea de que el nuevo aeropuerto no deba construirse en el vaso (vació) del desaparecido Lago de Texcoco; en esa asamblea Alejandro Encinas, dejó en claro que el aeropuerto no se construirá en ese lugar y que deben luchar por preservar sus tierras, sus costumbres y otras cosas más. Por supuesto, la reunión fue tierra fértil para ahondar más las divisiones entre los mexicanos.

Los expertos que saben de aviación y construcciones de aeropuertos nacionales y extranjeros, han afirmado y confirmado que la mejor opción para ello es el extinto Lago de Texcoco. Que los estudios y proyectos realizados para la construcción de la magna obra, tienen al menos 20 años. Y el capricho del aeropuerto de Santa Lucía, que promueve la gente de Andrés Manuel, hasta ahora no tiene ni pies ni cabeza; a pesar de la urgente necesidad que reclama México, como una de las economías emergentes a nivel mundial y la necesidad para seguir en la ruta del crecimiento y la competitividad, es contar con un mejor  y moderno aeropuerto que permita realizar llegadas y salidas simultáneas, así como recibir aviones de mayor envergadura e incrementar el número de viajeros nacionales y extranjeros, cuya demanda crece cada vez más. La polarización de Andrés Manuel sobre este tema, lo ha llevado a la increíble propuesta de someter a consulta la construcción de un aeropuerto de esas dimensiones; someter a la voluntad de millones y millones de mexicanos para que den su opinión sobre un tema que desconocen y todo, según la justificación, porque se invierten recursos del pueblo; si ese fuese el criterio, entonces que solo participen los que pagan impuestos, aquellos que coadyuvan con el gasto público, entonces sí estaríamos hablando que es dinero del pueblo. López Obrador, Presidente electo, ya debió de pacificar ese asunto.

Este domingo, en una reunión promovida por la gente del que será el nuevo gobierno federal, en Acapulco Guerrero, con el sector educativo, fue frustrada y cancelada por las agresiones del magisterio de la corriente política de la CNTE; las agresiones impidieron su realización ¿Esa es la unidad nacional que fomenta y pide López Obrador? Ellos son los provocadores, los que están a punto de gobernar al País, cuando que, por congraciarse con esa violenta corriente del sector magisterial al prometerles que “no quedará ni una coma” de la actual legislación, fomentan las ilusiones de los rijosos que pretenden recuperar sus “conquistas”  extralegales; los legisladores de Morena y el mismo Andrés Manuel han hecho creer que la legislación vigente atentó contra los derechos laborales del magisterio; si esa fuese la base de la nueva reforma, entonces que la reformen, más no abroguen la legislación que hoy se aplica; que eliminen de la ley eso que dicen atenta en contra de los derechos laborales y subsista el sistema de incentivos, de exámenes, de promociones y nada de pases automáticos ni plazas heredables, mucho menos dejar en manos de los maestros el manejo del presupuesto público, sobre todo con la cantaleta de la austeridad republicana.

Por eso no se entienden los llamados a la unidad de López Obrador, cuando él mismo y su personal que conformará el nuevo gobierno se dedica a fomentar y ahondar la confrontación social. Así no se puede conciliar.

Si en verdad es cierto el llamado a la unidad nacional de Andrés Manuel López Obrador, que lo demuestre con hechos. Hasta ahora, lo que ha probado con creces, tanto él como su gente, es el ensanchamiento de la división de los mexicanos. Las pruebas lo confirman, no son especulaciones. No se puede conciliar a una nación, si un día se atiza la división del pueblo y al otro se les pide que estén unidos. Así es imposible lograr la pacificación y unidad de los mexicanos.