Entre la violencia, la inflación y la carestía
Fermín Palacios
Buenos días estimadas y estimados lectores de este espacio. Como cada viernes es un gusto saludarles y desear salud y parabienes para tod@s ustedes. Abrimos con una mala noticia ocurrida ayer; se trata del alza de ¾ puntos a las tasas de interés, con lo que en Banco de México quiere atajar la inflación que continúa pegándole a la economía familiar, especialmente a los que menos tienen o menos ganamos, pues el primer gasto está precisamente destinado a los bienes de consumo, es decir, a la comida, que suele implicar la quinta parte de un salario aproximado a los 5 mil pesos. Otro factor que mantiene a la inflación contenida es el subsidio al precio de la gasolina. Como el gobierno deslizó el precio del combustible de alto octanaje, o sea, la gasolina conocida como roja, el aumento de precios generalizado también creció. Se sabe que es un fenómeno global, pero a cada cual le interesa lo que está ocurriendo en su país y cómo se capotea el temporal con las acertadas o fallidas medidas que el Gobierno Federal está tomando.
Sin embargo, también existen causas internas al país que amenazan a los bienes de consumo, a la cadena productiva y a la misma distributiva, haciendo que nuestros productores pongan los precios de los productos del mercado cual esferas de Navidad: hasta arriba del árbol de nuestras vidas.
Ahí tiene usted los acontecimientos del martes 9 de agosto cuando se vivió una noche de terror en algunos municipios de Jalisco y otros de Guanajuato, donde miembros del Cártel JNG terminaron una reunión en zafarrancho. Procediendo con lujo de violencia, como ellos acostumbran, quemaron algunas tiendas de conveniencia con bidones de gasolina, bloquearon vías de comunicación con automóviles a los que también prendieron fuego y respondieron a tiros a los intentos del Ejército y de la policía estatal por detener a los cabecillas, mismos que, como suele suceder, huyeron, aunque hubo 16 detenidos entre los dos estados; un delincuente resultó abatido y se confiscaron vehículos y explosivos. No se informó si se logró incautar el armamento, la fortaleza de estos cárteles y quizá el enemigo a vencer en estas primeras escaramuzas entre las fuerzas armadas del país, sean cárteles, polleros, traficantes de personas o presos. Algo similar ocurrió ayer en Ciudad Juárez, y a diferencia de lo acontecido el martes 9, este día 11 sí hubo muertos civiles; por desgracia, dos mujeres que también se encontraban en esas tiendas de conveniencia.
Por el sesgo de los acontecimientos puede verse que no se trató, en ninguno de los casos, de un enfrentamiento real entre los representantes de la ley y dichos delincuentes, porque la suma de muertes e intercambio de tiros hubiera sido mucho más grave y los resultados muy contrarios. Tampoco se trata de un ataque sistemático en contra de las tiendas; sería una tontería pensarlo. Lo que sí están haciendo es crear consternación entre la población; o sea, pisan los terrenos del llamado “terrorismo”. Y en esos intentos por huir, no les importa cómo bloquean calles, cómo entretienen a las policías y cómo levantan muros de fuego entre sicarios y el Ejército. Ahora, imagínelos usted ocupando territorios en ranchos privados por ejemplo en Michoacán, donde se siembra aguacate y limón, por mencionar dos alimentos del pueblo. ¿Quién puede comprarlos a más de 90 pesos el primero y a 60 el segundo? Imagínelos vendiendo pollo en forma exclusiva en Guerrero y dígame: ¿Qué economía aguanta?