Editorial

Cuando lo pierdes todo, una nueva oportunidad

Andi Borjas

La vida tiene muchos matices, me he dado cuenta en los últimos meses y mucho más haciendo un recuento de mi vida en los últimos días que lo perdí todo en un cerrar de ojos. Comprendí que los buenos no siempre ganan, que se necesita tener pocos escrúpulos y mucha labia para poder avanzar en la vida, también me he dado cuenta que a veces los que se esfuerzan más no son necesariamente a los que les va mejor en la vida.

Hay veces que quien menos se esfuerza, obtiene mejor recompensa. Que muchas veces, aunque tengas los conocimientos y la actitud no bastan.
Pero déjame decirte que la vida con todo y eso, es hermosa y eso no tiene duda alguna.

Muchas veces a pesar de todo esto que te acabo de mencionar, contamos con seres especiales que están dentro de ella y son quienes nos ayudan a avanzar, a no caer, a no desesperarte, a salir adelante y eso hace que valga la pena vivirla y estar en ella. Muchas veces por supuesto, también nos tocará llorar, caer y no saber por dónde nos está golpeando. Pero no por ello no vale la pena vivirla, al contrario, ¡eso es tener vida! Y es donde nos toca a nosotros agregarle valor a nuestra vida. Lo cierto es que, a pesar de que la vida tiene tantos matices nos da cada día una nueva oportunidad de vivirla, de hacer las cosas mejor.

Porque estar vivo es una oportunidad de recorrer este camino, de saber que a pesar de que no podamos muchas veces hacer o crear lo que nosotros busquemos en la vida, o nuestras metas por conseguir, de que cuando muchas veces no ganemos, de creer que no tenemos éxito, de que a veces no quieras levantarte de la cama, de que te desanimes porque las cosas que no salen como esperabas… ¿Qué crees? ¡Vive! Por favor ¡vive! que no llegue el desaliento, si debes llorar, llora, si debes renunciar, renuncia, es válido porque es un nuevo comienzo; pero si debes pelear, pelea, si debes levantarte, levántate porque al final debes aprender a aceptar que estas vivo (a), que debes aprender que sufrir es opcional, que debes aprender a disfrutar cada una de las etapas de tu vida con todos los sabores y sin sabores que en ella venga.
Pero eso sí ten siempre lealtad por ti mismo (a), por tus ideales, tus pensamientos y sentimientos. Ten el amor por ti mismo (a) de agregarle valor a tu vida. Porque el amor es el motor que nos mueve día a día. Si un día no tienes un motivo por el cual levantarte ve a tu alrededor observa quien necesita de ti, y ese va a ser el motor, ¡tú impulso!: El amor a los demás el servirle a los demás, porque le estás sirviendo a Dios. Valora a quienes te rodean, a tus padres, a tus hermanos, a tus hijos, a tus amigos porque llegará el día en el que ya no estarán más a tu lado, o tú no estarás más en el suyo. Porque no somos eternos y viviremos muchos años, pero no sabemos cuántos años estaremos aquí, ninguno tenemos la vida comprada.

Reconoce en cada una de las personas su tiempo y dedicación en la tuya, pues es parte de agradecer. Disfruta de cada uno de los días vividos y agradece. Y si ya es tarde, no importa. Sólo sigue adelante. Mientras tengas vida, salud y actitud, no será tarde para ti. Pero, aunque lo sea, recuerda siempre es una buena oportunidad de comenzar de nuevo. Dios te bendiga.