Editorial

¿ES TAN MALA LA SAL?

“Menos sal en las comidas», eso nos dice el médico. «¡Hay que reducir el sodio!», afirma. ¿Qué quiere decir con ello y Por qué? Realmente, ¿es tan mala la sal en la alimentación?  La evidencia actual cada vez nos lleva a nuevos factores importantes a tener en cuenta.

La sal es como la conocemos en nuestra mesa. Aunque en realidad esta se refiere normalmente al cloruro sódico, ósea  cloro y sodio. Ambos son necesarios e importantes en nuestra vida ya que se encargan de muchas funciones como regular la cantidad de líquidos en nuestro cuerpo y cooperar en la transmisión de impulsos nerviosos en todos nuestros músculos incluyendo el corazón.

Pero como ocurre con todo, el exceso es muy perjudicial. Entre otras cosas, el exceso de sodio, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se asocia a la hipertensión arterial y aumenta el riesgo de cardiopatías y accidentes cerebrovasculares. Esto también está relacionado con un déficit en la absorción de potasio.

En general, la Organización Mundial de la Salud recomienda un consumo de menos de cinco gramos de sal de mesa, lo que corresponde a unos dos gramos de sodio, al día. La cantidad de sal permitida por persona depende también de las condiciones físicas, la dieta y las actividades que realiza cada uno. También varía según la época del año o el tipo de alimentos que se consumen. Por ejemplo, durante el verano o la primavera se come menos sal que en invierno.

Pero cuidado, porque aunque la sal es la principal fuente de sodio en nuestra alimentación, un 10% del agua que bebemos, otro 10% de la sal que ponemos al cocinar y el 80% restante en exceso proviene de  muchos alimentos procesados (como enlatados, embutidos, panadería, aderezos, etc) que vienen adicionados con glutamato de sodio (que es un conservador).

De esta manera, la mayoría de la población consume diariamente demasiada sal y ese es el verdadero problema. Las estimaciones informan que la ingesta alcanza entre los nueve y doce gramos de promedio, es decir, dos veces la máxima recomendada.

Según las estimaciones, reducir la sal en la comida podría evitar dos millones y medio de muertes anuales. Por otra parte, si bien es cierto que se aconseja beber más agua, consumir más de tres litros al día descompensa los minerales del cuerpo, aunque permite eliminar el exceso de sodio.

 

Para evitar los problemas que acarrea el consumo excesivo de sal, es preciso dejar de lado los productos procesados especialmente los quesos, la repostería y las carnes frías, así como también el fast food. A su vez, utilizar sustitutos de la sal, como es la sal marina no tratada y cocinar sin sal en las comidas. Al principio se siente la diferencia, pero luego el paladar se va acostumbrando y descubrirás el verdadero sabor de los alimentos.

Para cualquier duda si te han recomendado una dieta hiposódica (baja en Sodio) acude a la Nutrióloga de STAROK.