EditorialNacional

LA HISTÓRICA MENTIRA DE LA DEMOCRACIA

Según nuestro Presidente de la República el Gobierno no permitirá que se repitan actos de impunidad como se sucedieron en administraciones anteriores. Dijo Andrés Manuel López Obrador que la corrupción es cosa del pasado y que por primera vez en la historia se detendrá la ola de corrupción que ha hecho de nuestro país un ejemplo mundial de perversidad y criminalidad respaldado a toda hora por la impunidad de quienes han hecho de México un botín de incalculables dimensiones. Mientras la población sigue siendo apabullada económicamente y sobre todo pisoteada en la dignidad que se promueve en un orgullo disfrazado por el nacionalismo que nos hacen creer mediante una emblemática campaña cultural y mal entendida por parte de una historia de dudosa credibilidad y con héroes impuestos por un sistema que engrandece a quienes les conviene y destroza a quienes les estorba. En este caso, no me refiero al circo que se ha hecho tras el despido de Televisa a Carlos Loret de Mola quien por cierto, no deja de ser un simple peón en un juego interminable de tenebrosas magnitudes elitistas y donde se crea con su persona y su situación, una cortina de humo a los verdaderos problemas que aún persisten en este país tan ultrajado. Ahora que ya el romance de las campañas que vivió Andrés Manuel López Obrador con el pueblo de México ha finalizado, e inicio la nueva etapa donde la realidad no es la misma al ser enfrentada con el verdadero ejercicio de Gobierno. El Presidente de la República, se encuentra con varios obstáculos que lo transfieren a ser un personaje más de la historia del país que lucha no sólo contra la problemática, social, económica y política heredada por sus antecesores, sino que lucha contra quienes sin interés alguno por el bienestar del país, tratan a toda costa de volver al poder, y de esta forma, buscan cualquier error para engañar y manipular la opinión de la ciudadanía en contra del actual Gobierno. Ahora como nunca, el PRI totalmente desecho ya no es la oposición importante, pero sí es aún una fuerza constante y que sigue manteniendo todas las viejas argucias políticas como un viejo lobo que da las últimas patadas de ahogado y que se aferra a cualquier oportunidad que le permita respirar y salir a flote. Mientras tanto, el PAN que es la fuerza que en algún momento significó la esperanza de un cambio en el país, es ahora simplemente un partido más del montón con las mismas corruptelas y los mismo intereses impositivos con el único objetivo de recuperar la credibilidad de un pueblo al que decepcionó con grandes mentiras y que ahora ya no puede confiarle ni una sonrisa a su enlodada bandera que tenía como pedestal “El Bien Común”. Los panistas solo buscan desacreditar a toda costa, desde su despótica posición en el olimpo al nuevo Gobierno, cuando ellos se han enriquecido a manos llenas, y sin piedad alguna han despotricado tantas mentiras en favor de la gente, que ya ni ellos se las creen. Y el PRD… ese partido no tiene ni vergüenza, ya que ha traicionado no sólo a su militancia, a sus simpatizantes y a sus principios de izquierda demostrando que sin escrúpulos no hay decencia. Se han vendido al mejor postor en su breve historia y ahora están a punto de desaparecer. Lo curioso del caso es que existen muchos más partidos cuya permanencia en el cuadro político de este país, solo sirven para deteriorar más el fondo económico de México. Y que al igual que el INE dirigido por un títere ahora multimillonario Lorenzo Córdova también es un completo monumento a la corrupción que encierra una falsa democracia y que de siempre, esta corrompida desde el momento que solo sirve a intereses de manipulación y engaño. Si realmente existiera la democracia en México, el Gobierno no tendría que mantener a tantos holgazanes parásitos, zánganos y demás “Ninis” de la política incluyendo a Lorenzo Córdova y tantos partidos inservibles. estas falsas identidades llamadas partidos y que solo sirven como trampolines no de gente capaz sino de lambiscones, se deberían mantener con sus propios recursos y no deberían existir más que dos como sucede en el vecino país del Norte. Sin embargo, ante esta simulación gubernamental, AMLO no puede o no quiere hacer nada y esto contradice su discurso de desarrollo político, social y económico. Es obvio que el cambio no se va a dar ya que lo esencial y primordial como es lo aquí un servidor de manera humilde toca, que es la falsa democracia, sigue y seguirá siendo—con la complacencia de quienes nos gobiernan— la mentira más grande y que nos ha envuelto en un halo de corrupción interminable.