Editorial

Libros de texto

(primera parte)

La invención de la imprenta y su impacto en la historia

La irrupción de la imprenta en la Edad Media supuso una revolución: los libros podían copiarse con una rapidez nunca antes vista y su impacto fue incalculable. La historia moderna sería inconcebible sin la invención de la imprenta ya que su uso cambió por completo la cultura occidental y posteriormente, la historia del mundo.

Con la invención de la imprenta el proceso de copiado se aceleró y en cuestión de unos pocos años los escritos abarcaron un público enorme gracias a la difusión de conocimientos y el abaratamiento de los costes de producción. Es decir, desde su origen, el libro es un instrumento socialista, ya que lo que busca es la proliferación del conocimiento en todos los estratos sociales, sin distinción alguna.

La imprenta supuso la revolución más importante en contra de los poderes absolutos (monarquías e iglesia) ya que extendió el conocimiento, algo que estos poderes guardaron para sí mismos durante los diez siglos que duró la Edad Media.

Los primeros esfuerzos en México

Aunque los primeros intentos por lograr la homogenización del conocimiento nacional se dieron desde 1833, no fue sino hasta el ‘Porfiriato’ cuando se lograron tirajes más grandes que permitieron propagar las ideas posrevolucionarias, es decir, desde su creación, los libros de texto gratuitos han sido un medio de alienación ideológica, primero con ideas revolucionarias y después con ideas afines al socialismo.

Fue hasta que se creó la Secretaría de Educación Pública (SEP), en 1921, que aparecieron ediciones que intentaban llevar a las aulas el sentido social de la Revolución Mexicana y con la modificación que se hiciera al artículo 3 de la Constitución Mexicana, se buscó implantar la llamada “educación socialista”.

Durante los primeros años de la  época postrevolucionaria, la SEP convocó a concursos con los que se esperaba obtener contenidos acordes con la nueva realidad nacional.

En 1932, hubo libros de lecturas para los primeros dos años de primaria que tuvieron tirajes de 182 mil ejemplares distribuidos de manera gratuita, además, desde la SEP se reeditaron la Historia Patria y la Historia general de Justo Sierra. La revista gratuita El Maestro, con su suplemento Aladino, alcanzó tirajes de 75 mil ejemplares.

Fue hasta el 12 de febrero de 1959, cuando el presidente Adolfo López Mateos, emitió el decreto para crear la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (Conaliteg). Jaime Torres Bodet fungía como secretario de Educación Pública.

La nueva Conaliteg se encargaría de “fijar, con apego a la metodología y a los programas respectivos, las características de los libros de texto destinados a la educación primaria“.

Esta iniciativa tenía como fundamento el mandato constitucional de proporcionar a los mexicanos una educación obligatoria y gratuita, y ésta sólo sería plena cuando los alumnos de las escuelas primarias recibieran, sin costo, los libros indispensables para sus estudios y tareas.

Sin duda se trataba de un parteaguas en la historia de México, pues por primera vez, no habría distingos entre niños de escuelas primarias públicas y privadas, rurales y urbanas; cuando menos no en el material educativo que el Estado se proponía entregar.

El 1 de septiembre de 1959, seis meses después de creada la Conaliteg, el presidente López Mateos ordenó que se imprimieran 16 millones de ejemplares de libros de texto, que se entregarían en 1960, no sin que se causara ámpula en el sector editorial de ese tiempo que era el que se encargaba de editar los materiales que se utilizaban antes de la creación de la Conaliteg.

Los libros de texto gratuitos

Los textos escolares pueden estudiarse desde distintas perspectivas, pues son a un tiempo material impreso, producto de consumo, soporte de conocimientos escolares, materiales pedagógicos, y portadores de ideologías y cultura (Choppin, 2001).

Sin embargo, uno de los principales compromisos que debe mantener el gobierno, es la imparcialidad, la objetividad social y la difusión del conocimiento científico, sin tintes partidistas ni de auto adulación, pues se trata de la formación de seres humanos y lo que se debe buscar afanosamente es que las nuevas generaciones, tengan capacidad crítica y no ser inducidos a ideologías políticas, sin la preparación suficiente.

El adoctrinamiento es un error endémico sistemático del modelo educativo mexicano que no tiene por qué mantenerse, pero es un error que no lleva cinco años, lleva 87 años y de no entender que la educación debe ser para formar ciudadanas y ciudadanos críticos y no militantes de ningún partido político, los libros de texto continuarán siendo una herramienta de promoción política y una limitante para la libertad de las nuevas formas de pensar. (continúa)

 

Fidel Favela Vega