¡Pon valor a tu vida!
Andrea Borjas
Yo quería enseñarte cuando naciste y me di cuenta, cuando creciste que tú fuiste mi gran maestro.
El domingo pasado fue día del padre, muchos muy consentidos, otros no tanto y otros, tal vez en el olvido y por qué no decirlo alguno que otro mal agradecido. Y bueno dicen por ahí en un sin número de cursos que he tomado que nadie nace sabiendo ser padre, venimos a este mundo a prender y yo le agregaría ahora a estos tiempos que no venimos a este mundo con un chip integrado de “¡el mejor papá o la mejor mamá del mundo!” ¡Cometemos muchos errores en el camino!, sobre todo con los mayores, ya que cada hijo es diferente.
Yo, en lo personal, estoy muy agradecida con la escuela que mis hijos me han brindado para cada día mejorar en estos 19, 15 y 14 años como mamá, tal vez no la mejor, pero sí la que los ama y los adora. Y ahora, la vida me dio un vuelco ¡enorme!, ya que, desde enero de este año 2020, Dios y la vida, me están brindando la bendición de ser papá y mamá al mismo tiempo.
Tenemos todos los días a nuestros hijos y damos por sentado que nuestros hijos son nuestros, que nos deben amar y respetar porque nosotros los cuidamos, mantenemos y educamos, porque están con vida, falsamente, ¡creemos esto! ¡Que es su obligación amarnos!, ¡Y no! Verdaderamente no valoramos su vida, su compañía, sus abrazos, sus besos, sus logros, su crecimiento sin olvidar que el amor y la disciplina van de la mano.
Nosotros como padres entre las ocupaciones, entre el cansancio, que llegamos enojados, con mil cosas en la cabeza, gritándoles por el cuarto y demás, y ellos, lo único que quieren es ver y abrazar a su papá y a su mamá.
No existen niños malos, no existen niños que sean incorregibles, en realidad los únicos culpables de tener hijos como los que tenemos somos nosotros mismos, porque ellos son nuestro reflejo, por ejemplo; si tú te estás quejando de tener unos hijos que son muy latosos, que son muy berrinchudos, que son muy mentirosos, que agarran lo ajeno, que son mal intencionados, ¿qué has hecho y qué has dejado de hacer tú, para que ellos sean así? Que, si tus hijos no te quieren ver, o no quieren saber nada de ti, ¿Qué has hecho tú para que tus hijos no quieran saber nada de ti o no quieran convivir contigo? Es muy fácil culpar a otros.
Para nosotros como adultos, es muy fácil hacernos las víctimas, – “Es que mi hijo no me quiere ver, es que su mamá los pone en mi contra, o es que su papá los pone en mi contra. ¡No! Pregúntate, ¿CÓMO ESTÁS ACTUANDO PARA QUE TUS HIJOS SE CONVIERTAN EN TU PROPIO ESPEJO? EN LO QUE TU ESTAS REFLEJANDO EN ELLOS. Los únicos culpables de tener hijos así, eres tú como padre o madre. Así es, tú como padre o madre, ¡tus acciones! ¡Ellos sólo te observan! Y observan, lo que tú no quieres ver de ti mismo y es lo que mejor aprenden.
¿QUÉ CLASES DE HIJOS TIENES?, RECUERDA CADA UNO ES RESPONSABLE DE LOS HIJOS QUE TIENE, duele ver como niños con padres que gritan, que golpean, que son maltratados física y psicológicamente, se van perdiendo en su adolescencia en vicios y malas compañías, o en accidentes, vaya hasta llegar al suicidio.
Papá, mamá, si verdaderamente los amas, acepta tus errores delante de tus hijos. Aceptarlos con humildad, pedir perdón cuando fallamos y decir: – “Sí, lo siento me equivoqué, te amo”, y demostrar con hechos esas palabras, que ellos vean tus cambios como madre o padre, porque eso les va a dar a ellos las bases necesarias para ser GRANDES EN ESTA VIDA.
Si no los amas y eres una persona egoísta que sólo piensa en ti mismo, nunca aprenderás de esos seres que Dios te dio para mejorar.
Comparte esta linda reflexión, seguramente le será útil a varios padres, dura si, bastante pero seguramente a más de un padre o madre, le va a cambiar la vida.
Licenciada en Seguridad Pública Céd. Prof. 09253689
Especialista en formador de vida emocional. Asesor de aprendizaje virtual y Cuentacuentos.
Cel. 442 149 63 60, correo electrónico: [email protected]
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