Editorial

Salud y bienestar: Miedos implantados

Por: Guadalupe R Márquez

Los adultos tenemos miedos y muchas veces no son propios, sino que nos los transmitieron nuestros padres. Si no nos damos cuenta para reconocerlos y afrontarlos, nos convertimos en transmisores de los mismos a nuestros hijos.
Dejemos que nuestros hijos tengan sus propios miedos, que serán los que puedan superar, pues si ya van condicionados con los miedos de sus padres, miedos que no les corresponden ni pueden hacerles frente, se estancarán en sus vidas y les será muy difícil disfrutarlas plenamente.
¿Cómo ayudo a mi hijo/a para superar sus miedos?
– En primer lugar, debemos respetar y aceptar su miedo, por ridículo, incoherente o poco razonable que nos parezca. Quitarle importancia o minimizar el valor que para ellos tiene, nos alejará de ellos.
– No criticarle, castigarle o ridiculizarle por su miedo.
– Ayudarle a que describa su miedo, descubrir qué hay realmente tras este y qué es a lo que teme. Permitir que se desahogue y hacerle ver que le escuchamos y que nos preocupamos por su estado.
– No lanzarle o exponerle directamente a su mayor temor.
Es importante mencionar que el ser humano tiene tres miedos innatos:
a caer, a los ruidos fuertes y miedo al abandono.
¿Cuáles son tus miedos?
Te puedo decir que igual que los miedos se aprenden, podemos desaprenderlos, liberándonos de esas cargas innecesarias.
Recuerda que tus sueños están del otro lado de tus miedos.

 

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