Editorial

Habrá transparencia, si los dejan

Guadalupe Elizalde

Excelente semana tengan los amables lectoras y lectores; que este día nos encuentre sanos y sonrientes, pues noticias hay buenas, muy buenas, y la primera es la recuperación de la actividad del INAI. ¿Cómo sucedió? Jurídicamente hablando, cuando una discrepancia legal entre dos instancias gubernamentales pudiera tardar mucho en resolverse, un ministro de la Suprema Corte de Justicia puede dictar la suspensión, misma que destraba la inacción de los organismos. Lo bueno para nosotros es que había ya jurisprudencias (2004, 2008) acerca del recurso de la suspensión que se interpone para no causar más daños, en este caso a la sociedad y al Instituto Nacional de Transparencia (INAI). Con este paso se devolvieron dos derechos humanos a los mexicanos: el resguardo de nuestros datos personales, y el derecho a saber cómo actúa el gobierno, una empresa, un contrato, etc. Con estos dos derechos podemos emprender acciones que nos llevan a ejercer otro tipo de derechos intocables: el de informar con veracidad acerca de un asunto, y el de defendernos contra acciones gubernamentales o privadas en cuanto a la difusión de información que sólo a nosotros compete. Se resolvió entonces -en la superficie de la controversia- si procedía o no suspender esta parálisis por estar imposibilitado el Instituto sólo con 4 comisionados y su presidenta.
La historia de la parálisis del INAI fue simple: El Senado de la República y su mayoría morenista habían dado, de nuevo, en obedecer los íntimos deseos del titular del Ejecutivo (el líder), quien afirma que el Instituto “no sirve para nada y que además sale muy caro.” El Inai, nos cuesta 15 veces menos de lo que se robaron sólo en Segalmex sus encargados de la 4T; por lo anterior, cuesta trabajo creer que esta sea la razón de fondo. Más bien a este gobierno no le cautiva rendir cuentas, le horroriza la transparencia y acaso cree que puede ser quien guarde (¿manipule?) nuestros datos personales, lo que infartaría a mi abuelita que cuida su voto como Don Quijote a sus armas. Por cierto, ahora se escapa de casa para buscar migrantes perdidos y darles algo de agua y comida. Yo no le creo del todo. No sé quién le dijo a mi abuelita que a los migrantes les darán herramientas para votar en el 2024. ¿Serán los nuevos siervos venidos de otras naciones?
En fin: si usted recuerda, el 27 de abril el Senado tendría que haber votado el nombramiento de dos comisionados; se hizo la propuesta pero los nombres no fueron aceptados en Palacio. Se hizo otro intento y Ricardo Monreal, entonces coordinador de los senadores morenistas, se dio a la tarea de devolver al INAI a la actividad, pero le hicieron una “Monrealada”; o sea, le prometieron que los aprobarían ese día pero a la mera hora lo dejaron plantado con su acuerdo. La presidenta del INAI interpuso entonces un recurso por desacato de los senadores para cumplir con su deber. El resultado fue (no se puede obligar a la Cámara alta a cumplir con sus tareas) , votar para devolverle la movilidad por el gran número de casos que están esperando respuesta (más de 10 mil), hasta que al Senado se le ocurra ponerse a trabajar y cumplirle a los ciudadanos que votaron por ellos, ¿o le deben su puesto al presidente? Pues el 23 de agosto terminó esta paraplejia y esto es un triunfo de la Ley y de la ciudadanía movilizada a través de demandas similares. No se olvide que la SCJN es el último recurso de la ciudadanía.
Ahora, el mismo Ricardo Monreal tan preocupado por este país, ya como corcholata feliz por aquello que le prometieron, se ha vuelto crítico de la Corte diciendo que ésta invade su carril; empuja al Legislativo y se mete en cosas que no le competen. ¡Qué feo es vivir dándole gusto a alguien que no le da lo suyo ni a sus “amigos”! Vea a usted a Marcelo Ebrard, el sostén económico de Amlo en el Zócalo, o en Reforma y otras. ¿De qué le sirvió?