Editorial

La triste realidad de ser adulto mayor en México

DESDE AQUÍ
Por Javier López Velarde Luna

En países de los llamados desarrollados quienes llegan a la tercera edad su economía, ahorros, pensión, etcétera, les da la oportunidad de llevar una vida digna hasta el fin de sus días y así, podemos ver a norteamericanos, japoneses, israelitas, ingleses, alemanes de la tercera edad disfrutando su vejez viajando, comprando o simplemente descansando sin preocupación económica en sus propiedades. En el mundo existen 600 millones de personas de 60 años.
En México las autoridades se jactan de brindar un misero apoyo bimensual de 2,500 pesos que si bien es un apoyo al fin de cuentas que en otras administraciones no se contemplaba, esto no ayuda a acabar con la miseria de una población que en su mayoría no cuenta con la oportunidad de mantenerse precariamente siquiera para sobrevivir. Quienes llegamos al sexto piso, me refiero a los 60 años, no contamos con la seguridad social que deberíamos tener debido a nuestro tiempo productivo y que no digamos sesenta años desde los 50 ya no nos contratan mas que de “cerillitos” en los supermercados, trabajo que era factor de ahorro y oportunidad de los niños de épocas pasadas. En nuestro país la población mayor de 60 años es de casi 20 millones de habitantes de un total de 124 millones 738 mil habitantes. Esto es absurdo ya que según el INEGI la esperanza de vida de las mujeres de la tercera edad partiendo de los 60 años es de 22.9 años y de los hombres de 20.9 años. Esto nos hace reflexionar que los viejos con salud aún podemos ser parte de la población productiva cuando menos diez años más, sin embargo, ninguna empresa es capaz de contratar a adultos mayores, y por ende aprovechar el gran potencial de experiencia con la que contamos. Si partimos del hecho que del total de esta población adulta el 74 por ciento sabemos leer y escribir, es inconcebible que el gobierno no se interese en obligar legalmente a las empresas a incluir este potencial productivo y así beneficiar a quienes no cuentan con un salario o seguro social que respalde su integridad humana. Todo ello es respaldado por el precepto que presenta SEDESOL que se define así¨ ”La Ley de los Derechos de las Personas Adultas Mayores establece que las Personas Adultas Mayores (PAM) son aquellas que cuentan con sesenta años de edad o más y se encuentran domiciliadas o en tránsito en el territorio nacional. Esta Ley, en su Artículo 6, establece que el Estado debe garantizar las condiciones óptimas de salud, educación, nutrición, vivienda, desarrollo integral y seguridad social a las personas adultas mayores. Asimismo, el Estado a través del Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (INAPAM), recabará la información necesaria del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), para determinar la cobertura y características de los programas y beneficios dirigidos a las personas adultas mayores” Para 2030 la población de adultos mayores en el país crecerá más de 55 por ciento; es decir, habrá 14 millones de mexicanos con más de 65 años, estima Ignez Tristao, economista sénior en protección social de la División de protección social y salud del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Todo ello, es un problema para el gobierno actual que está más preocupado por luchar contra una derecha intransigente que busca a toda costa recuperar el poder político, y que no le interesa en sí el bien común como pregonan. Los mayores de 60 años que cuentan con pensión sobrellevan su vejez con una media promedio de 5 mil 500 pesos mensuales si bien les va, pero existen pensiones mucho menores que hacen infame la vida de las personas de edad avanzada en nuestro país. Si nos ponemos a deducir estas miseras pensiones ante los altos costos de la vida en México, comprendemos que muchos de nuestros viejitos tengan que andar empaquetando mercancía en los supermercados. Pero hay quienes no cuentan con esta gratificación llamada pensión y se mantienen en un limbo ante el escazo apoyo gubernamental, sobre todo sino cuentan con familiares que los apoyen, vivienda o trabajo, y ya cuentan más de 50 años (Las empresas no contratan a mayores de 45) esto lo digo porque a pesar de que tengan los 60 y reciban el apoyo gubernamental, este estará inoportunamente condicionado hasta que cumplan 68 años. Mientras tanto no queda otra que tratar de sobrevivir en un mundo que les ha cerrado el camino y donde no hay esperanza.
Los adultos mayores mexicanos que no cuentan con pensión son el 50 por ciento y por ende, a estos mexicanos no les queda otra que buscar trabajos infames de desgaste físico o hacer uso de la creatividad mental que a muchos por la edad ya no se define como óptima. Esta es la triste realidad.