¡PON VALOR A TU VIDA! Cuando un pequeño corazón nos deja huella
Andi Borjas / Nea Dorotea
Hoy quiero hablarte desde lo más profundo del corazón, porque sé que muchos han sentido la partida de un animalito que llenaba su vida de amor.
Hace unos días, mi gatita, mi pequeña compañera de dos años, dejó de regresar a casa. Con ella se llevó un pedazo de mi rutina, de mi alegría, de mi hogar. Tenía sus hábitos diarios: salía durante el día, exploraba y volvía al atardecer para saludarme, comer juntas, sentarse a mi lado mientras trabajaba en mi computadora, veíamos juntas TV, dormíamos abrazadas y hasta parecía que se despedía con suavidad cuando yo me marchaba a mi trabajo. Cada día era un ritual de amor silencioso, una complicidad de amistad y cariño que llenaba mi vida de alegría. Incluso en casa llegamos a pensar que quizá tenía otro hogar secreto, porque ella solo estaba en casa cuando yo también lo estaba.
Pero ahora, lleva más de una semana sin regresar. Esa ausencia duele más de lo que esperaba. Su compañía constante no era solo cariño, era refugio para mi cuando llegaba a casa. Y aunque la tristeza me invade, también siento gratitud por todo lo que compartimos, por todo lo que me enseñó sin decir una sola palabra. Duele mucho no saber cuál fue su destino, si sufrió, si se sintió sola.
El médico veterinario de “Algarabia animal” Ruth Tejeda, quien se ha hecho cargo de mis mascotas, cuando murió nuestro primer gatito “Elías”, una me dijo una vez que cuando un gatito muere, debemos comprender algo profundo: ellos nos dan la vida de manera silenciosa. Nos ofrecen compañía, cuidado y consuelo, muchas veces incluso sanando heridas que ni sabíamos que teníamos. Es un intercambio de vidas, de almas: ellos nos regalan su tiempo y su amor, intercambian su vida aquí en la tierra por la nuestra para que nosotros sigamos adelante, mientras nosotros los cuidamos durante su paso por este mundo.
Y cuando me lo dijo, yo acababa de pasar algo grave y siento, en lo más profundo, que gracias al intercambio de vida de Elías yo estoy aquí aportando de mi vida para la vida de muchos otros . Incluso ahora, tras el terrible accidente que sufrió mi hijo —que casi le cuesta la vida— estoy convencida de que mi gatita dio la suya por él. Mi hijo hoy está intacto, sólo con algunos golpes, pero gracias a Dios está bien. Y hoy, yo sé que el amor de ella tenía un poder sanador que no siempre alcanzamos a comprender y lo agradezco, aunque me cuesta perderla, sé que ella lo hizo con amor.
Perder a alguien sea un animalito, sea una persona, nos recuerda que la vida es frágil. Por ello, valora cada instante, cada ronroneo, cada mirada. Hoy te invito a agradecer por el tiempo compartido y a comprender que, aunque su ausencia sea dolorosa, su recuerdo siempre vivirá en nuestro corazón. Si estás viviendo la partida de un animal querido, quiero decirte que tu dolor es válido. Llora, recuerda, y honra todo lo que compartieron. Ellos dan su vida para para recordárte que la vida es un intercambio constante de cariño, cuidado, energía y luz. Cuidemos en vida a esos pequeños maestros silenciosos que nos enseñan a amar sin condiciones y a valorar cada instante. Porque su legado no es solo su compañía, sino la fuerza que nos transmiten para seguir adelante. Si no conoces aún el amor y cariño de uno de estos animalitos, si no te has dado la oportunidad de adoptar a uno, ¡hazlo! Porque es una compañía inigualable, dan cariño sin condiciones, muchas veces creemos que no le hacemos falta a nadie, que ya esperamos la muerte, porque no tenemos nada más que aportar, nos sentimos viejos y sin fuerza o peor aún estamos jóvenes sin ganas de vivir, ¡nunca pienses eso! Si a tu familia ya no le haces falta, si a tus hijos no les haces falta, si crees que a tu alrededor no le haces falta a nadie, si sientes que no vales nada, créeme, le haces falta a ese animalito que anda por las calles en silencio necesitado de amor.
¡Pon valor a tu vida, porque siempre hay un corazón -humano o animal- que espera tu amor.
Con cariño,
Andi Borjas / Nea Dorotea

