Editorial

Regresamos a la actividad

REDACCIÓN

Después de casi 4 meses de encierro y paralización económica, la desesperación ha hecho crisis en muchos empresarios y dueños de establecimientos comerciales que han visto disminuidas hasta el piso sus ventas.
La gente común se ha encerrado en sus casas y muchos de los comercios de los llamados no esenciales han quebrado ante esta pandemia infame que no sólo económicamente ha afectado a los mexicanos, sino psicológicamente también. Pero, después de mucha presión por parte de los comerciantes y empresarios, la reapertura se hace imprescindible aún, cuando la muerte acecha a la vuelta de la esquina.
Lo curioso es que ahora que estamos en la cima de la pandemia, es cuando la decisión de reapertura es válida-que rarezas de la vida- si tanto nos cuidamos, de la tormenta, ahora que estamos en ojo, es cuando vamos a salir.
Tantas incongruencias nos hacen pensar en el manipuleo constante de información al respecto.
Pero, por las dudas, muchos incrédulos, han optado por cuidarse y mantenerse en casa, lo que ahora se desvanece con un solo “dedazo” de la autoridad que nos dice “Vamos a empezar paulatinamente a lograr la normalidad”.
¿Habrá normalidad? Sobre todo, ¿para aquellos que han sufrido la pérdida de un ser querido? O para quienes ¿el temor y la angustia por esta enfermedad les ha afectado su economía y salud?
Qué difícil es jugar a Dios y decirle a la gente ¡Ya pueden salir!, mientras que el coronavirus, aún es un riesgo mortal que no se ha controlado y ni siquiera hay un medicamento que pueda decirse confiable para sobrellevar mejor a enfermedad. Ahora, mucho menos existe una vacuna. ¡Tírense al ruedo! No importa que el toro siga corriendo y corneando.
Cabe mencionar que en el caso de nuestro estado, Pancho Domínguez ha mencionado que la prioridad es la salud y seguridad de la ciudadanía, sin embargo, las presiones por parte de los sectores económicos han sido muy fuertes y ahora solo esperamos a que el semáforo de la pandemia nos señale color naranja, un escalón abajo del temible rojo, para poder reabrir lo que se espera se haga este 17 de junios, siempre y cuando se mantenga este color porque de otra manera volveremos a la misma reclusión, que por cierto, en muchas comunidades -casi todas- en el estado no han mantenido y pareciera ni existiera esta afrenta de salud en el estado, país y en el mundo, ya que los habitantes siguen sus vidas normales sin medida alguna de precaución por el riesgo a contagiarse.
Los comercios denominados no esenciales que abrirán bajo el auspicio del Gobierno del estado y municipios son estos y con estas restricciones de afluencia:
-Hoteles al 30%.
-Restaurantes y cafeterías, al 50%.
-Peluquerías, estéticas y barberías al 50% y solo mediante citas.
-Parques, plazas y espacios públicos abiertos, al 50%.
-Mercados, supermercados y comercio en general, al 75% y manteniendo la medida de una persona por familia.
-Gimnasios, albercas, centros deportivos, spas y centros de masajes, al 30% y únicamente por medio de citas.
-Centros comerciales, al 25%.
-Centros religiosos y templos, al 25% y sin celebración de servicios religiosos.
-Deportes profesionales, únicamente juegos a puerta cerrada, sin público.
Mientras que el gobernador indicó permanecen suspendidas las siguientes actividades y recintos:-Cines, teatros, museos y eventos culturales.
-Eventos masivos y centros recreativos: conciertos, parques de diversiones, balnearios y ferias.
-Centros nocturnos, bares y salones de eventos.
Cómo señala el editorialista de El Economista, Luis Miguel González ¿Cuánto caeremos? ¿cómo nos levantaremos? En estas dos preguntas cabe nuestra incertidumbre.
¿De qué tamaño será la caída? ¿de dónde saldrán las fuerzas y los recursos para la recuperación? Poco a poco, vamos captando el tamaño del cráter que deja este meteorito llamado Covid-19.
Esto es porque, simplemente en México y en el primer mes de confinamiento obligatorio se registró una caída de 25% en las ventas del comercio formal y un desplome de 32% en la actividad industrial. También en abril se registró una caída de 40.9% en las exportaciones y de 93.7% en las divisas que genera el turismo, caídas que son las mayores que ha registrado la economía mexicana en tiempos de paz.
Son mayores a las que se vivieron en las crisis de 1995 y el 2009, también a las de la crisis de 1932.
Aunque todos los países se vieron igualmente afectados en sus economías por el Covid-19 registraron desplomes mayores a 10% en su primer mes de confinamiento: China, España, Italia, Perú, Francia, Estados Unidos. Pero, hablando de México el coronavirus nos agarró fríos, con cero crecimiento.
Le pegó con fuerza a los sectores y rubros que estaban creciendo: turismo, remesas, exportación de automóviles y manufacturas. En el plano político, nos encontró polarizados. La 4T, además, decidió que el 2020 era el momento para hacer definiciones ideológicas en la política económica.
El sector privado está pasmado. Para que el escenario más optimista ocurra se necesitaría que EU se recupere rápidamente; que las políticas económicas de México funcionen y que no se complique el manejo del Covid-19.
Es muy complicado el panorama, sobre todo porque estamos sujetos a otras economías y a otras circunstancias ajenas al país y en nuestro caso al estado.
La enfermedad sigue su curso y con optimismo esperamos se descienda en el número de afectados y muertes, pero estamos apostando al destino sin una base sólida que ataque directamente este problema de salud.
La reactivación y la normalidad está sujeta a tapabocas y geles antibacteriales, cuando estamos hablando de virus, no bacterias. Estamos hablando de vidas humanas en peligro constante cuyo riesgo latente pende de una disyuntiva. enfrentar a la muerte, ya sea por coronavirus o por hambre.