Editorial

¡Pon valor a tu vida! ¿Puede una ofensa ser perdonada?

Estimado lector. ¿Te ha sucedido alguna vez que alguna persona hizo algo que te lastimó mucho en el que saliste herida (o), al grado de tal vez odiarlo, sentir rencor, venganza o cosas por el estilo?, o ¿Simplemente decidiste no perdonarlo y continuar con tu vida?
Te voy a pedir un favor, piensa y siente, ¿lo harás? Quiero invitarte a que cierres los ojos y pienses un momento en esa persona que hayas dejado que te lastimara, ¿lo hiciste?, tal vez lo recordaste, tal vez sentiste un hueco o nudo en el estómago porque aún hoy después de tiempo te sigue doliendo, te siga molestando e inclusive siga siendo una astilla en tu corazón y mente.

Pero lejos de tu dolor (por eso te pedí que cerraras los ojos al recordar a esta persona), lejos de ese dolor muy personal tuyo, quiero invitarte a sentir empatía con él o ella (sea la persona que sea, te haya hecho lo que te haya hecho), si, em-pa-tí-a. Seguramente, estarás pensando: – Andi, ¿acaso, estás loca?, ¡pero si me hizo daño!, ¡cómo me pides eso!, ¿cómo esperas que sienta empatía con una persona que me hizo daño? Pues, yo te digo que, efectivamente, eso espero hoy de ti y por eso te lo estoy pidiendo. Muchas personas entrarán en nuestras vidas, unas por muy poco tiempo, otras por mucho, esa, es decisión de cada uno de nosotros ya que la vida, Dios, se encargan de ponernos a las personas correctas, sí, correctas para enseñarnos de todo (cosas buenas que debemos aprender y cosas no tan buenas que también debemos aprender).

Lo que te quiero dar a entender es que muchas de las personas que entrarán en nuestra vida están de paso para enseñarnos, todas nos enseñan siempre. Tu grandeza será descubrir y discernir lo que te dejan en tu alma cada una de ellas y a eso se le llama CRECIMIENTO PERSONAL Y ESPIRITUAL.

Quiero dejarte estas palabras aquí plasmadas del autor Jhon-Roger, D.S.S que te ayudarán a comprender un poco más lo que quiero decirte:
– Si perdonas a alguien que te ha ofendido y te pega, ¿qué haces?
– Perdónalo.
-¿Qué pasa si te pega de nuevo?
– Perdónalo.
– ¿Y si te vuelve a pegar?
– No seas tonto, aléjate, pero perdónalo de nuevo.
En el 2017, tristemente mis hijos descubrieron quién verdaderamente era su papá, descubrieron su verdadera alma y lo que tenía en su corazón, intentaron que me diera cuenta, pero aún estaba cegada, me pidieron, que me divorciara de él, que no era un buen hombre y que siguiera yo mi camino que algún día encontraría a alguien que me amaría tal cual soy. Descubrimos sus infidelidades, mentiras, drogas, vicios, contagio de enfermedades, amor al dinero y doble vida.

Aún así, decidí perdonar porque él mostró arrepentimiento y perdón. Mi Padre Dios quién es mi maestro de vida, es quien me enseñó de amor, perdón y misericordia y yo no soy quien para no otorgarlo y lo hice, le dije, “- no te preocupes mi amor (nos dejó en bancarrota), saldremos adelante, ya verás, ¿estás arrepentido?, me dijo, -sí. –OK, es lo único importante”.

Hoy tres años después, volvió a su vida, abandonó a sus hijos, me pidió el divorcio, niega responsabilidades, se baja el sueldo para no mantener a sus hijos, se hace la víctima y lo peor de todo es que con su sed de castigarme a mí, no se da cuenta que refuerza lo que sus hijos piensan y sienten por él porque ellos hace tres años lo encararon y él no los vio ni a los ojos, ni una disculpa les pidió por haberse gastado los ahorros de años de sus hijos.

Ellos no querían perdonarle, su papá, una persona que los ama, les haya hecho tanto daño psicológica y emocionalmente (él les hablaba mal de mí para que cuando crecieran y él me pidiera el divorcio ellos desearan estar con él y no conmigo), física (los golpeaba y amedrentaba), patrimonial (porque les golpeaba las puertas de su recámara y les rompía sus cosas) y económica (en casa, siempre hubo carencias económicas, más a parte se gastó sus ahorros), fue trabajar mucho en los corazones de mis hijos durante mucho tiempo, para que lo perdonaran (recordemos que todos somos diferentes y cada uno decide cómo y cuánto tarda en perdonar).

Hoy en día, decidimos perdonarle y alejarnos y protegernos.

Pero, con esto que te estoy contando quiero decirte que independientemente por lo que hayas pasado, lo que otros hayan hecho para que tu vida y tu cambiaran, si estás furioso, angustiado, dolido a causa del comportamiento de otra persona, DEBES renunciar a ello y DECIDE perdonar, pero comienza por perdonarte a ti misma (o), ya que recuerda que el perdón es amor y ese amor debes dártelo primeramente tú mismo (a), comienza por perdonarte por lo que hayas permitido que otros te hagan, porque si no lo haces JAMÁS podrás aprender a amarte a ti mismo.

Ya acaba con esa etapa, ese odio, ese rencor que tienes en contra de esa persona. Simplemente y sabio consejo aléjate, bendícelo (a), y no permitas que el odio entre o permanezca en tu vida porque si lo haces ganará. Ya que, el perdón es un regalo para ti mismo, te da paz, te da amor, libertad, grandeza, recuperas tu sonrisa y amor a la vida, pero sobre todo el control de tu misma vida.

Porque ya no le das ese poder al odio y al rencor para dominarte, más sin embargo te llenarás de paz y amor e indiferencia para que esa persona siga con su vida.
Recuerda:
El perdón libera de la muerte, (odio, rencor). El mejor momento para empezar de nuevo.

Licenciada en Seguridad Pública Céd. Prof. 09253689
Especialista en formador de vida emocional.
Asesor de aprendizaje virtual y Cuentacuentos.
Cel. 442 149 63 60. electrónico: [email protected]
https://neadorotea.wixsite.com/andreaborjas